
Los maestros, junto a bibliotecarios y libreros, somos mediadores culturales. Tenemos que acercar la cultura a través de los libros a los niños.
Especial importancia tenemos los maestros que, a menudo, somos los primeros en poner un libro en manos de los niños. Por suerte cada vez son más las familias que desde bebés les sumergen en el mundo del libro acercándoles a la ingente cantidad de títulos que existen destinados para ellos. Porque a los niños se les lee desde que son bebés.
El acercamiento a la lectura se hace mucho en los seis primeros años de vida, experiencias compartidas, vivencias en familia. Pero el problema llega al ganar la lectura autónoma. Que a menudo deja de acompañarse a los niños. Los profesores dejan de leer en voz alta en las aulas y los padres dejan de contar cuentos por la noche. Y ese momento mágico se pierde. Y los pequeños, que aún tienen que seguir cultivando el gusto lector y descubrir sus preferencias, sienten ese “abandono literario”.
Además hay que competir con las pantallas, los juegos que ofrece una pantalla son pura adrenalina para sus cerebros y requiere de menos esfuerzo por su parte, por lo que la animación lectora debería ser una prioridad si no queremos tener una ciudadanía que le cuesta la comprensión lectora y que a penas lee.
No dejéis de intentarlo
No podemos dejarlo, hay que seguir leyendo, ofreciendo, acompañando, invitando. Hay muchas y muy diversas formas de hacerlo, pero hay que querer.
Como padres: llevar a los niños a cuentacuentos, ferias del libro, espectáculos de narración oral, visitar la biblioteca, ir a librerías, hablar de lecturas, escribir historias, comprar libros, ser ejemplo y respetar sus gustos. A menudo creemos que leer es solo la novela, ya sea infantil, juvenil o de adulto. Mucho texto y poca imagen. Pero nadie debe decidir por ellos: hay niños que disfrutarán con cómic, otros novela gráfica, otros relatos cortos, álbumes ilustrados y está igualmente bien.
Como profes: leer cuentos a diario, mínimo uno. Hacer bibliotecas de aula, préstamo de libros, visitar la biblioteca pública de la localidad, concursos de escritura, premios al mayor lector de la clase/nivel/ciclo/colegio, presentarse a certámenes literarios, ofrecer mucha variedad (libros informativos, de ilustraciones, cuentos, relatos, novelas, cómic, etc.) Y respetar sus gustos.
Habrá niños a los que no les guste leer, no pasa nada, si se ha intentado , se le ha ofrecido variedad y no le gusta, hay que aceptarlo. No a todos nos gustan las mismas cosas.
Una LITERATURA importante, la LIJ
Yo fui una pésima lectora de niña porque nadie me ofreció lo que yo quería leer. Hasta que en la adolescencia me enganché. Curiosamente de adulta he descubierto la literatura infantil, esa mal llamada literatura menor, menospreciada por la sociedad en general. Los autores estamos aburridos de escuchar frases como :“¿para cuándo un libro de verdad? O ¿cuándo vas a escribir en serio?”
No mire, está usted equivocado, no debería confundir literatura infantil y juvenil con una especie de entretenimiento tonto. Escribimos para ellos porque nos apasiona, son exigentes, sinceros, entregados, un público maravilloso que merece el mayor de los respetos, como nuestras obras.
Pero los medios tampoco colaboran mucho, así que habrá que seguir escribiendo y descubriendo obras y autores para deleite de todos.
Y cuando alguien se burle o ningunee la LIJ, tal vez no sepa que ese cuento que su hijo le pide una y otra vez sin parar cada noche, lo haya escrito cualquiera de los grandes autores de la literatura infantil actual. Y que en el futuro será un gran lector gracias a las obras que leyó de niño.